jueves, 29 de febrero de 2024

Sobre el buen y el mal sentir.


Bendigo el sentido de mi tacto

por él comprendo los surcos de tu piel trémula

persigo aquel fuego que se resguardaba bajo tu seda 

y que ahora me recorre por dentro

por el entramado de terminaciones nerviosas, serenas.

Sin embargo, a veces me pregunto

en dónde encuentro las terminaciones del alma

pues me urge arrancarlas, hilarlas, tejerlas y secarlas al sol

y que la vida ya no me destroce con el sentir de este tacto inmaterial

que hasta adentro no llegue más nunca ni fuego ni aspereza

aunque del buen sentir renuncie a sus placeres

pues hay dolores que son un precio demasiado alto

un infortunio en este libre mercado que devora todo a su paso.

Nada es suficiente, nada nunca

tan solo aquellas veces que la droga momentánea del buen sentir

del amar

nos induce en un estado narcotizado

y nos invade aquella amnesia cruel del dolor que siempre llega


F. Briceño




jueves, 25 de noviembre de 2021

Café para dos semanas


Hoy desperté con una grata sorpresa

aún quedaba café para el resto de la semana

luego de un par de segundos

descubrí con amargura lo que esto significaba

-el transcurrir de los días se ha hecho tan lento-

ahora no importa si el café acaba pronto

ya no quiero café que dure un mes

quiero café para dos semanas...

                                    F. Briceño

lunes, 22 de noviembre de 2021

Contemplación

 La contemplación no es solo un ejercicio exterior como naturalmente puede pensarse, también es un ejercicio interior, porque cuando contemplo siento adentro aquello que está afuera.

viernes, 19 de noviembre de 2021

Viaje ligero

Mi instrumento favorito siempre fue el violonchelo, lo amaba, pero aprendí a tocar violín, porque mi viaje requería poco equipaje. Al regresar entendí que no era lo suficientemente pequeño y cómodo de transportar, entonces aprendí a sacar sonidos del viento tubular, sí, de una flauta, pero al regresar entendí que aún así ocupaba siempre una mano, por lo menos, y quería ir siempre palpando las rocas, la arena, la espuma, la madera, sin dificultad, y ahora, voy por la vida silbando y acariciando siempre el camino con ambas manos, desde entonces, jamás he regresado.

F. Briceño

sábado, 23 de enero de 2021

Añoranza de ocaso.

 

Esta tarde que transmuta con prisa hacia la noche,
Aún permite un tránsito liviano de la escuálida luz
A través de las cortinas cerradas, cómplices.
Y yo que te veo recorrer la habitación de esquina a esquina recogiendo tus prendas
Como si levantaras trozos de tu alma olvidados por algunas horas sobre el suelo
Fragmentos necesarios para regresar a la vida, a lo cotidiano.
Te observo recostado sobre las sábanas, inmóvil,
Queriendo escurrir mi cuerpo sobre el colchón como si de una sábana más se tratase
Y que de pronto olvides que allí estoy,
Esperándote aunque aún no te hayas ido
Y decidas arrojar tu cuerpo perfumado de amor,
Sobre estas sábanas turbias como el oleaje.
 
                                            F. Briceño.

lunes, 11 de enero de 2021

Sobre las cuerdas y el silencio

 Aunque el hálito de la brisa roce con buen augurio los ladrillos en mi balcón, me invade la perturbadora sensación de que los edificios contiguos están llenos de oídos que acompañan en silencio mi melodía, la estructura de la cuadra en forma de cañón alientan un eco que rebota en cada ventana y pareciera que en cada viaje llevase susurros de aquellos oídos atentos, un masculleo penetrante que invade el silencio y lo perturba con el estrepitoso rigor que me prohíbe una equivocación, aunque sea la más mínima nota Lobo que se deslice por las cuerdas, será detectada por la finura de los tímpanos palpitantes. Pero ¿no resulta contradictorio en sí?, el artista debería invadir el aire con su música para provocar el deleite de sus escuchas, sin embargo, hay instantes breves en los que uno toca para el silencio, para la ausencia, para los huesos que vibran en acople armónico con la madera, para el vasto vacío que deslumbra la vista, para la soledad eterna que nos aguarda bajo la tierra.

martes, 17 de noviembre de 2020

 A veces solo quisiera desaparecer, lo se, es un cliché, creo que todos lo sentimos algunas veces, pero me reconforta pensar que se ha vuelto una manía, algo tan propio, por alguna razón creo que a quienes les pasa no les sucede con tal intensidad y frecuencia, por cosas tan vanas, y eso de alguna manera me hace sentir único, lo cual es abrumadoramente absurdo, eso queremos creernos en algún momento, que somos únicos, y se vive la viva obsesionado en demostrarlo, que importamos, que esto del vivir tiene algúnsignificado trascendental, pero vaya que no lo somos, y da igual si lo sabemos, algo en nuestro interior nos motiva a seguir añorando lo contrario, es natural, tampoco juzgo esto de nuestro ser, es natural sentirlo así cuando vives en un cajón de piel observando el mundo a través de dos orificios que parecen moverse a tu voluntad, como si fueras un maquinista, un pqueño hombrecito con sombrero operando palancas desde el interior de un cráneo oscuro y frío, y al final toda tu vida se basaran en mover palancas y creer que vives a través de los rezagos de realidad que entran a través de los orificios, y que convives, amas, aprendes, das cariño, preo al final, tu mundo está allí adentro, y jamás nadie entrará a tu pequeño cuarto de máquinas a compartir un café a tu lado con verdadera calma.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Ahora me pregunto cómo ha de ser mi muerte, todos contemplamos alguna vez nuestro futuro, nuestros sueños cumplidos, como legos de una vida que se van contemplando pero no es común encajar esa última ficha. Si tuvieses la oportunidad de mirar a través del un agujero de una caja mística y saber cómo será, ¿lo harías?, sinceramente yo no lo se...

domingo, 18 de octubre de 2020

 Que la noche me inunde con su silencio estrepitoso

para que el alma no duerma por si llegas depronto

este mar citadino de llantas que rugen sobre el asfalto

detonan añoranza sobre tu vestigio

quizas uno de estos rugires de goma negra 

rueden debajo de ti y te traigan, sin prisa

que la noche me arrope con el frío, rápido, que me arrope

que ya vienes llegando y traes contigo el calor que te has llevado

que ya no tus cabellos risados me envuelven

pero vendrás en el camino curbándolos con tus dedos

ya te espero con mi palpitar altivo

ya te espero y aún no te has ido

aunque el tap de tus tacones cruzó la calle

tu aroma cerrero se ha quedado conmigo

¿a dónde fuiste quizás a las montañas?

¿por qué tardas ahora, oh dulce olvido?

                                                                                                                            F. Briceño

miércoles, 14 de octubre de 2020

A pesar de todo

 En la junta de la ventana yacía su frente estrujada contra la madera y el destello de la tarde salpicaba un poco sus mejillas, el viento que soplaba en todas direcciones no callaba, pero al chocar con la ventana entendió que debía guardar silencio, se acurrucó poco a poco sobre el pastal, sobre el acantilado como densa niebla, comenzó a inmiscuir el valle y la ladera, el sol tras de la cortina blanca intentaba llegar agotadísimo hasta el ventanal, intentando calentar aquellas mejillas palidecidas, entristecidas, las lágrimas que ya se habían escarchado, parecían brillantina reposada sobre la constelación de lunares que rondaba la comisura de sus ojos y se daban la mano sobre su nariz fría y rojiza, el adiós es una cosa que destroza el alma. Él, quien tanto dolor le había causado, caminó con paso firme entre el pastizal, y le decía adiós con la espalda, sin mirarla, sin nunca mirarla, solo el silencio como un pañuelo batido a lo lejos se despedía de la casa decrépita y de ella, tan radiante. Siempre fue infeliz, lo supo desde el primer día que apretó su mano tan fría por primera vez, desde aquella noche que su mirada como cuchillas le rebanaron la risa de un chiste flojo que había lanzado en la mesa, desde el abrazo blando que recibió en la llegada del trabajo, desde el beso insípido que entregó a regañadientes en la fiesta de unos amigos, a pesar de todo lo amaba, pero el origen de este amor fue siempre un misterio, era un hombre elegante, bien hablado, sincero, pero muy silencioso, quizás el misterio de su semblante siempre taciturno la había llevado por estos caminos turbios del amor. Ella por el contrario siempre fue una mujer risueña que destilaba un cálido aurea hacia aquellos que se acercaban, siempre era capaz de alegrar una cara amarga y los lugares aburridos se entonaban únicamente con su saludo estrepitoso. Quienes la conocía comenzaron a notar poco a poco su agotamiento, aquel hombre la consumía desde adentro, parecía absorber la vitalidad de sus gestos, parecía palidecer sus mejillas, agrisar su cabello castaño, fue una batalla perdida desde el comienzo, algunas personas dicen que las parejas tienden a parecerse, a veces las personalidades confluyen y se absorben uno a otro y construyen un nuevo ente, paren un ser dicotómico que si armoniza se mantiene con vida pero que si sus colores no se diluyen sin ensuciarse delira y agoniza hasta morir, en su caso ella había sido absorbida por completo, como si una sanguijuela enorme la vaciara todas las noches y un día cuando ya no quedó nada, él la comenzó a llenar con su gélida esencia. Nadie supo de donde salió aquel hombre tan agotador, de pronto un día la vieron junto a él en un evento público y saludaba sin mirar a los ojos, ya no palidecía los corazones sino que parecía ahora una extremidad de aquel hombre, cuando pronunciaba una palabra la piel se erizaba y el escalofrío recorría los huesos...

jueves, 2 de julio de 2020

Tus formas de prenderme fuego

En tus manos alguna vez fui poesía
tu boca me recitaba y en tu mirar sucumbía
recorrías el papel en el que noctámbulo habitaba
y al acabar me doblabas con dos o tres caricias

Una noche de silencio, oscura y sin luna
esperaste a mi desvelo para cometer el acto
llenaste el botecito con alcohol o trementina
e incineraste mi recuerdo, evaporaste mi tinta

Con el viento me he ido, silbando entre las hojas
riendo en voz baja por la insensatez de tu acto
por qué gastar tus monedas en aquel líquido inflamable
si gratis pude arder, desmesurado sobre tu boca.

                                                            
                                         F. Briceño

domingo, 1 de marzo de 2020


Es inconcebible como un impetuoso relámpago logra renacer tal deseo, tal añoranza, la palidez de la tarde gritaba en súplica de tus cabellos de fuego para que acompañasen a la estrella decadente, de tu mirada alucinante que siempre me devora hasta el espinazo, siempre fuego, siempre luz ardiente, como la que hace crujir la madera, como la que desgarra los nubarrones y desciende hasta la arena y la cristaliza, o hasta un árbol abatido, o hasta mi piel que arde bajo tus besos…


F. Briceño



domingo, 2 de febrero de 2020



¿Cuáles son las palabras correctas? Cómo saberlo si están sumergidas en un tormentoso mar y allí, en medio del oleaje deambula mi balsa, casi naufragio, surcando los picos y las estepas salvajes, intentando pescar alguna con las manos, o con los dientes; en el mejor de los casos se cuenta con un anzuelo sin carnada y un hilo que te desgarra los tendones de las manos... Algunas veces se dejan pescar un par de palabras dóciles y entonces armo alguna prosa estéril, estéril porque en ella siembro tus ojos pero de ellos no brotan lagrimas, ni ilusiones, ni espanto, ni furia, no te conmueven ni estremecen, qué palabras vacías... Yo prefiero pescar palabras salvajes, de esas que amenazan con sumergirme hasta las más profundas fosas de la poesía, si es que antes no me han arrancado los dedos o los brazos, carnada perfecta para la poesía del terror, de la muerte, del desengaño, de la oscuridad que habita en alma de los hombres, pero bella en su esencia... quizás algún día ponga mi corazón de carnada y con suerte atrape un verso de tus labios...

lunes, 13 de enero de 2020




Las religiones que prometen el cielo después de la muerte, comprenden que en esencia, esto puede resultar en un problema técnico nefasto para mantener una religión poderosa, pues los fieles cada vez más se verían tentados al suicidio; si era verdad lo que sus líderes religiosos predicaban, para qué esperar en un mundo lleno de caos y dolor a que los aires de a muerte inundaran su pecho y burbujearan en el espesor de la sangre estática; tuvieron que inventarse entonces un mandamiento divino inquebrantable, prohibir de ipso facto el acto “impuro” del suicidio, solo sus dioses tienen el poder divino de asesinar impunemente a los que desean vivir y de castigar con sadismo a los que osaban ver a Dios a los ojos y arrebatarle el poder de la muerte, cual Prometeo que roba el fuego y reclama su verdadero lugar en la mitología, dejando al descubierto que las mujeres y los hombres no fueron creados por los dioses, por el contrario, los dioses han sido creados por el verbo que acompañó al hombre desde su génesis. ¡Qué sacrilegio!

                                                                F. Briceño 



lunes, 30 de diciembre de 2019

Perdido

A veces me siento perdido
tan perdido como cuando veo tus ojos y en su arena cavo mi tumba
busco inútilmente un acento, un origen
una región donde mi cuna oxidada ya aguarda la sepultura
pruebo hablando con voz grave, esdrújula
con sílabas fugaces
con la saliva espesa
hago gárgaras hasta la laringe con algunos refranes
y sal
y limón
pero nada
solo en tu cordillera encuentro mi dialecto
mejor dicho, mi idioma
el que proviene de las tribus que habitan tu boca
tu lengua es el río
y la mía una balsa que se atreve río arriba por tus aguas bravas
las mujeres y hombres que cantaban en las riveras
cantaban con tu voz de saciedad, de espesura, selvática
tu voz que ya no discierne el aquí, el ahora
tu voz que solo es el eco atrapado en el interior de las cavernas,
incrustadas en los temporales.

sábado, 9 de noviembre de 2019




Son suficientes un par de lineas para dibujar tu mirada, 
pero la noche no basta para contemplarla,
ni aunque el silencio me diera su tiempo,
ni aunque la penumbra abrazara al alba.

F. Briceño



jueves, 11 de julio de 2019




Por culpa de los vuelos ávidos del alma, acabamos malinterpretando esos glaciares y penumbras adheridos al delirio del amor.




martes, 30 de abril de 2019






Antes de que existiera el tiempo ya existía la noche.
La noche es una mirada sublime al pasado, a la esencia, al origen...

F. Briceño











viernes, 30 de noviembre de 2018



Algún día te veré
Tal como mira la noche
Sereno y en silencio
Oscuro y sin reproche

Mientras llegas, yo te espero
Quizás como la tarde
Con un sol de rojo fuego
Con la esperanza cobarde.

                                  
                              F. Briceño