
Mientras tú ya me has olvidado.
Aún te traigo en mi mente, como un silencio eterno cuyo eco deambula en el valle de los recuerdos rotos. Así estás tú, vas y vienes, no te importa el suplicio que me implica esperar el día en que tu nombre sea como cualquier otro nombre y que tus ojos no me atrapen aunque estemos tan distantes.
F. Briceño daydalos.blogspot.com
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