Esta tarde que transmuta con prisa hacia la noche,
Aún permite un tránsito liviano de la escuálida luz
A través de las cortinas cerradas, cómplices.
Y yo que te veo recorrer la habitación de esquina a esquina recogiendo tus prendas
Como si levantaras trozos de tu alma olvidados por algunas horas sobre el suelo
Fragmentos necesarios para regresar a la vida, a lo cotidiano.
Te observo recostado sobre las sábanas, inmóvil,
Queriendo escurrir mi cuerpo sobre el colchón como si de una sábana más se tratase
Y que de pronto olvides que allí estoy,
Esperándote aunque aún no te hayas ido
Y decidas arrojar tu cuerpo perfumado de amor,
Sobre estas sábanas turbias como el oleaje.
F. Briceño.
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